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Roxín Roxal , el jabalí colosal y Tareixa
Nuno Freire de Andrade “O Mao” (El Malo) era el señor dos Andrade en el primer tercio del siglo XIV. Tenía merecido su apodo, ya que a causa del abuso a sus vasallos se originó la primera revuelta Irmandiña: a Irmandade Fusquenlla. Pero tenía también nobles sentimientos donde la honra y la palabra eran lo más importante. Bajo su cargo estaba el doncel Roxín Roxal, un valiente muchacho querido por todos, que se enamoró perdidamente de su única hija Tareixa.
Pronto Roxín, sabedor de su amor imposible, comenzó a sentirse melancólico. Nuno había arreglado el matrimonio de su hija con Henrique Osorio, un hombre con la posición social que merecían los Andrade. Viendo que el amor de Roxín Roxal crecía cada día y que Tareixa le correspondía, Nuno decidió con pena desterrar a su doncel. Lo obsequió antes con una bolsa de monedas de plata y una daga de oro para que iniciase una nueva vida. El tiempo pasó: Henrique y Tareixa se casaron, Nuno seguía gobernando su feudo y de Roxín Roxal nada se sabía.
Mientras, un terrible jabalí, el más grande de los que jamás se había visto, comenzó a atacar las tierras de los Andrade. Cansado de las quejas de sus campesinos, Nuno organizó una batida, a cuyo frente iban su yerno Henrique y su hija Tareixa, formidable amazonas. Fueron acorralando al jabalí, que ya herido y amenazante bajó por el monte hasta llegar al puente del río Lambre. Pero allí le estaban esperando. Henrique de Osorio vio como se acercaba la bestia y, en lugar de arrojarle la lanza, saltó de repente al pretil del puente, dejando a Tareixa sin capacidad de reacción. La bestia se le abalanzó arrancándole la vida en un instante.
Después todo fue tristeza: Henrique de Osorio volvió a sus tierras avergonzado de su cobardía, Nuno se hundió en la melancolía. Pero una mañana, de repente, en el mismo puente donde había muerto Tareixa, apareció el terrible jabalí con una daga de oro clavada en el pecho. Nuno supo en ese mismo instante que al lado de Roxín Roxal su amada hija nunca habría muerto. Desde entonces ese lugar recibió el nombre de Ponte do Porco.
De esta leyenda tan famosa en los alrededores, se hizo eco el escritor Benito Vicetto. En el año 1857 escribió su propia versión, donde Roxín Roxal entre otras muchas aventuras es coronado Rey de Galicia.